El cometa Elenin no destruirá la Tierra
Se acerca a la Tierra a casi 90.000 km. por hora y su máxima aproximación a nuestro planeta se producirá el próximo 16 de octubre. Según algunos, sin embargo, varias semanas antes de ese día el cometa Elenin (cuya designación oficial es C/2010 X1) sembrará en nuestro mundo una oleada de muerte y destrucción como no se ha conocido hasta ahora.
Erupciones masivas, grandes terremotos, tsunamis, tormentas solares
catastróficas, inversión magnética de los polos y todo un rosario de
desastres de una intensidad jamás vista por el hombre. Será entre el 26 y el 27 de este mismo mes de septiembre.
El motivo de tanta destrucción, según quienes alimentan la idea, sería que, precisamente durante esos días, el cometa estará alineado con la Tierra y el Sol. Lo cual, para entendernos, significa que se podría trazar una línea recta que tocara a la vez los tres cuerpos celestes. Y
resulta las dos últimas veces que esa alineación se produjo coincidió
con los terremotos de Chile (el 27 de febrero de 2010) y de Japón (el 11
de marzo de 2011).
Algunos
"científicos" (entre ellos un tal Mensur Omerbashib) rizan el rizo y se
afanan por completar esa lista de alineaciones astronómicas
desastrosas. Y han encontrado que todas ellas, cuando se producen, coinciden con seismos de magnitud superior a 6.
Omerbashib
sostiene que, a pesar de su reducido tamaño (en comparación con un
planeta), el potencial destructivo de los cometas (y otros objetos
celestes) cuando están alineados con otros mundos se debe a "un fenómeno de magnificación de la resonancia"
que él mismo ha descrito y que ha llegado a presentar ante los expertos
de la Universidad de Cornell. Sin mucho éxito, por cierto.
Para completar el panorama, otros han querido ver en este cometa a Niburu, el oscuro y desconocido "planeta X" del
Sistema Solar, un mundo misterioso que sólo pasa cerca de nosotros cada
muchos miles de años, causando inexorablemente grandes desastres y
extinciones masivas. O afirman que, incluso, podría tratarse de una supuesta compañera estelar del Sol
(una pequeña enana marrón) una estrella que no brilla (y que no se ha
descubierto) pero cuya enorme masa, varias veces la de Júpiter, la
convertiría en un auténtico heraldo de la destrucción.
Todo empezó hace unos meses, cuando un internauta, jugueteando con un programa didáctico del Jet Propulsion Laboratory,
de la NASA, que permite trazar un esquema de las órbitas de los objetos
y planetas conocidos, se fijó en que, precisamente en los días en que
la posición del Elenin se alineaba con las de la Tierra y el Sol se
produjeron los dos terremotos de Chile y Japón.
Durante
la primera alineación (la del 27 de febrero de 2010) el Elenin se
encontraba a unos 630 millones de km. de la Tierra. Durante la segunda
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